En esta época en la que estamos en pleno combate contra el Coronavirus, hay una palabra que no deja de oírse. INFLAMACIÓN. Sabemos que, si desarrollamos la fase inflamatoria de la enfermedad, nuestra salud y nuestra vida corren serios riesgos.
Pero… ¿qué es la inflamación? ¿en qué consiste?
El cuerpo es una máquina de diseño inigualable que dispone de una serie de recursos para conseguir el equilibrio perfecto al que denominamos homeostasis.
Este equilibrio entre los diferentes componentes que forman el organismo es básico para mantener una buena salud.
Mientras todas las condiciones del cuerpo se mantengan dentro de unos límites nos conservaremos saludables. En cambio, si alguno de los componentes del cuerpo pierde su capacidad de contribuir a la homeostasis, se altera el equilibrio normal entre todos los procesos corporales y aparecen los procesos inflamatorios.
La inflamación tiene como objetivo defender al organismo de una situación no favorable y, si se perpetúa, se entra en un estado de inflamación crónica que termina provocando enfermedades. Podría decirse que en la inflamación está el origen de la enfermedad, es el mayor precipitador de la mayor parte de las enfermedades: enfermedades cardiovasculares como los infartos, la hipertensión o la arteriosclerosis, la obesidad y la Diabetes, el Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas, las enfermedades reumatológicas como la artritis, algunos tipos de cáncer, las enfermedades del sistema inmunitario…
Y, ¿cuál es la clave para mantener el equilibrio del cuerpo y evitar la inflamación?
Para evitar la inflamación y mantener la homeostasis lo más importante es tener unos hábitos de vida saludables. El ejercicio físico y una alimentación adecuada son el mayor secreto para mantener la salud.
Una alimentación equilibrada y personalizada es uno de los hábitos que mejor debemos cuidar para mantener el equilibrio de nuestro organismo, es uno de los principales factores que incide en la modulación de la respuesta inflamatoria que se da en el organismo.
Los alimentos pueden ejercer distintos efectos sobre el organismo, pudiendo ser proinflamatorios o antiinflamatorios.
¿Qué alimentos son proinflamatorios y antiinflamatorios?
Los alimentos que son proinflamatorios activan y/o contribuyen en los procesos inflamatorios. La dieta occidental presenta un claro desequilibrio en la ingesta de grasas (ácidos grasos, lípidos), con un exceso de grasas saturadas. Los azúcares refinados, los fritos, la bollería, la margarina…favorecen el aumento de la inflamación y la aparición de situaciones de riesgo cardiovascular, alteraciones del sistema inmunológico (menor capacidad de respuesta del sistema de defensa), accidentes cerebrovasculares, depresión, obesidad, enfermedades neurodegenerativas, cáncer…
Sin embargo, los alimentos como las verduras de hoja verde, los frutos secos como las nueces, las legumbres o los frutos rojos ejercen un efecto antiinflamatorio y tienen un efecto protector frente a muchas enfermedades.
¿Existe alguna manera de medir el estado de inflamación de una persona en particular? ¿puedo mejorar o revertir mi estado inflamatorio?
Actualmente disponemos de herramientas que nos dan información sobre cómo está influyendo nuestros hábitos en la alimentación en el equilibrio de nuestro organismo. La Lipidómica de membrana, con base a nivel molecular, aporta una información a tiempo real de causa-efecto. Gracias a esta herramienta se puede corregir la situación de desequilibrio mediante una alimentación personalizada y de precisión, lo que supone una solución directa en la promoción y prevención de la salud por el control de los procesos inflamatorios.
¿Quieres conocer tu estado de inflamación y cómo mejorarlo? No lo dudes, ¡¡llama a Ikigaia e infórmate!! Que el Coronavirus nos pille con la mejor salud que podamos tener.
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